Manu
divendres, 19 de setembre del 2014
Oh! Cebreiro
Después de las dos duras etapas de Markina y Traslascuestas, por fin hoy hemos empezado a andar. Antes, sin embargo, hemos tenido que recorrer más de cuatro horas de coche. Poco antes de las dos de la tarde y tras comprar una capa para Ramón, hemos arrancado de Sarria. Entre la aclimatación, la lluvia, los toboganes, la escasez de comida y las ampollas, los 23 kilómetros del recorrido se nos han hecho más largos de lo esperado. Una vez más, las cervezas de la llegada han ejercido de bálsamo reconstituyente. Además es viernes y los poteos de los vierenes son sagrados para los vascos. Los catalanes empiezan a aprender y a entendernos. Se aplican, pero les cuesta. El recorrido ha sido un continuo sube y baja rodeado de robles. Tal vez por lo extraño de la hora, por la incómoda lluvia o por tratarse de la primera etapa, ésta ha sido hoy poco propicia para las profundas reflexiones a las que anima el Camino. No estamos preocupados por ello. A medida que el cansancio avance nos despertará la inspiración. Entretanto, nos abandonamos a los dulces sueños porque las noches del Camino también son más cortas.
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