Oh! Cebreiro

En primer lugar, justificar el título del Blog, que se me olvidó el otro día. En realidad, y a pesar de lo que pueda parecer, no sobra demasiado tiempo en el Camino para ponerse a escribir. Hoy es la excepción, por circunstancias que explicaré a continuación. O Cebreiro es una de las primeras poblaciones gallegas del Camino y el punto más alto. Además de un pueblo precioso. Es como un mirador de lo que resta del Camino. Da la sensación de que si uno estira un poco el cuello llega a intuir la cercanía de Santiago. De ahí el sentido de la admiración. 

Volviendo al presente y recordando el pasado, la etapa de ayer de Portomarín a Melide, de 40 kilómetros, fue muy dura y dejó secuelas. A pesar de preveerlo, nos sorprendió la cantidad de peregrinos que encontramos durante toda la mañana en el Camino. Una situación que hacia perder la esencia de la peregrinación. Por momentos parecía más una cola un domingo a la playa que un recorrido de recogimiento. Este escenario, curiosamente, cambió radicalmente durante la tarde. Ganamos en intimismo y, animados por la proximidad de Santiago, calculamos mal las fuerzas. Llegamos al destino a las ocho de la tarde seriamente magullados. Dos, tocados de los pies y todos, de la cabeza. El premio fue una generosa cena con pulpo, oreja y vaca. Todo muy gallego..

Esta mañana hemos amanecido animados y con aspiraciones. Sumar 30 kilómetros, llegar a Pedrouzo y quedarnos a una sola etapa de la meta. A mitad de camino, sin embargo, en Arzúa, conscientes de nuestras limitaciones físicas y la dificultad de la empresa, hemos decidido dar por concluida la jornada y reponer fuerzas para los próximos días. De hecho Ramón y Manu han visitado al médico para reponerles los pies. Ha sido la primera vez en los cuatro años de Camino. A veces, ni la experiencia sirve. Hemos aprovechado la tarde para descansar, la lectura y ver el triunfo del Barça. Con los ánimos intactos, estamos deseando que llegue la etapa de mañana para seguir disfrutando del paisaje, la compañía y las experiencias. 

Manu